martes, 10 de noviembre de 2009

¡Qué nervios!

Me gustaría encontrarme con el primero que dijo "tengo mariposas en el estómago" refiriéndose a su estado de enamoramiento para preguntarle si en realidad lo que sentía no se debía a un ataque de ansiedad. No se lo que siente uno cuando se enamora, pero imagino que esas "mariposas" son en realidad los nervios de las primeras citas que te cierran el estómago y hacen que te pese como le pesaba al Lobo después de la siesta junto al río tras haberse comido a la Abuelita.
Y esto lo dice un experto en el tema, pero no en el tema del amor, en el que soy un completo inepto, sino en el de los nervios. Pero no siempre fue así. Cuando era pequeño me apuntaba a todas las funciones escolares. Me gustaba mucho bailar y actuar para un público muy familiar. No hace falta tirarse de un puente enganchado a una cuerda para que te suba la adrenalina. Eso era lo que yo sentía. Recuerdo que la última vez que me subí a un escenario fue en 1º de bachillerato para representar al príncipe cuando era mendigo en "Le prince et le mendiant". De camino al colegio tuve tantas ganas de devolver que me dije a mi mismo que esa sería la última vez que me metería en algo así. Después de aquello tuve una vida de lo más normal. Salía por las noches como cualquier hijo de madre. Empecé a tener citas como cualquier chico que sale de su adolescencia para adentrarse en su juventud. Salía a la calle sin importarme el "qué dirán". Pero hoy en día siento que aquello era un sueño.
¿Cual ha sido el detonante que me ha cohibido de tal forma? Quizá fue aquella noche que me presentaron a aquel chico que me gustaba tanto. Tuve que sentarme en un sofá porque el estómago me pesaba tanto que no podía bailar. Todo el alcohol que corría por mis venas se volvió agua. Y allí estaba yo, sentado en una esquina, pensando en todo lo que podría pasar aquella noche, y eso hacía estallar mis nervios. Seguramente ese sea mi problema, pensar demasiado. Es algo que no puedo remediar.
Normalmente la gente no entiende por lo que pasa uno cuando le da un ataque de ansiedad. Te dicen que está todo en tu cabeza. Pero resulta que las cosas que están en la cabeza de uno son siempre las más difíciles de tratar. Pecaría de hipocondríaco si dijese que lo que me pasa se define como "ataque de ansiedad", pues no son más que nervios, pero me siento igual de incomprendido que los que padecen de lo primero. No es fácil convencerse a uno mismo de que todo está en la mente, quizá porque nos estamos rebelando contra nosotros mismos.

4 comentarios:

  1. Vaya! así que tb te pueden los nervios...yo soy un caso a estudiar en este tema xDDD. Por lo general comparto lo que dices y me identifico. Yo si que he sufrido ataques de ansiedad alguna que otra vez, por suerte controlados por mi mismo... y es algo bastante durillo, la verdad.
    Mariposas en el estómago, que bonita sensación, cuanto tiempo hace que yo no siento eso uff xDD

    Un beso!

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  2. Hola, pasaba por aquí, así de pasada. Y cuando ya me iba me quedé con la definición de tí mismo: Un don nadie que no quiere caer en el olvido.

    Buenísima frase!

    Un besazo.

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  3. Quiero que tengan mariposas en el estómago por mí.
    También quiero tener mariposas por quien las tenga por mí.
    jajjaja

    (muy bueno, com siempre)
    Te sigo.

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