lunes, 2 de noviembre de 2009

Coto de caza permanente

Mi padre ha sacado sus vestimentas del fondo el armario, ha preparado sus perros y ha limpiado su escopeta. La temporada de caza ha comenzado y está listo para salir, en cualquier rato libre que encuentre, a capturar alguna perdiz o conejo que se cruce en su camino. Mientras, mi madre espera en casa con la cazuela en el fuego, estudiando alguna receta nueva sacada de algún programa de televisión.
No pude evitar rememorar estos días mi "síndrome del cazador". Así fue como llamó el novio de mi prima a mi "problema" con los chicos. Por supuesto esa enfermedad no existe, pero la analogía era buena. Lo que más le gusta al cazador es la caza (valga la redundancia), la persecución, la captura de su presa, sentirse más inteligente y fuerte que ella. Muchos cazadores sienten vacío cuando capturan lo que persiguen, por eso sueltan su presa y buscan una mejor si cabe.
No me gusta admitirlo, pues hacerlo sería admitir que soy una mala persona, y se que no es así. Pero muy a mi pesar es cierto, me siento identificado con ese diagnóstico apresurado recibido en alguna terraza. ¿Cuántas veces habré dicho "ese chico me gusta"? ¿Cúantas veces quise algo más que conquistarlo? Muchas y muy pocas. Me gusta conquistar a una persona. A día de hoy es lo que mejor se me da en una relación, más allá son caminos inexcrutados. Quizá este es el motivo por el que, desde hace unos años, no me animo a buscar nada ya que, cuando son otros los que te intentan conquistar, uno no se siente tan mal dejando marchar a su "presa".
Pero yo no quiero esto. Quiero que me guste una persona, quiero conquistarla, quiero mantenerla, quiero una relación con todas sus letras. Pero, ¿cómo "curarme" de una enfermedad que no tiene tratamiento? Igual la solución vendrá de la mano de alguien fácil de capturar pero difícil de domesticar.

2 comentarios:

  1. Sí que es una analogía muy buena. Yo creo que los tíos que te encanta "cazar", que por otra parte son todos, son los que no te interesan más allá del juego, a los que no ves como posibles parejas, que no te hacen sentir como debe ser para llamar tu atención a un nivel más profundo. El día que conozcas a alguien especial, no querrás "cazarlo", sino que querrás "enamorarlo", que es muy distinto. Guarda el lobo que llevas dentro en un rincón y saca el corderito, que sé que lo tienes :) o al menos sal a la calle y déjate ver, con o sin gafas de sol, que Carmen tb tiene mucha razón.

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  2. A los hombre les gusta cazar.
    A los hombres les gusta cazar historias.
    A los hombres les gustan que les "cazen".

    Bonito ilustración sobre la caza. Te lo dice alguien que no es cazador.
    saludos y gracias.

    Te sigo.

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