lunes, 19 de diciembre de 2011

Donde viven los unicornios

Es una tarde cualquiera. Una de esas tardes en las que cualquier tema de conversación es una buena opción. El sol, que en esta época del año cruza el cielo a la carrera, aún se encuentra lo suficientemente alto para poder disfrutar de su calor sentado en un banco del paseo de la Herradura. De todas formas, es conveniente ir abrigado, pues el frío no perdona y el sol está ahora demasiado lejos.
En tal escena nos encontramos Álvaro y yo. Después de tantos días de lluvia, una tarde al aire libre es de agradecer. Nos ponemos al día con los últimos cotilleos, aunque al vernos diariamente no tenemos mucho nuevo que decir. Hablamos de nuestros quehaceres para los próximos días y quedamos en hacernos compañía el uno al otro en tediosos recados como hacer la compra o comprar los regalos de navidad.
En la Herradura también puedes encontrar a mucha gente haciendo footing, pero nosotros  preferimos sentarnos y observarlos. Nuestras conversaciones se ven interrumpidas por frases del estilo de "Me lo pido" que se continúan con "Sabes que es totalmente mi rollo" o "Solo te lo pides para fastidiarme a mi".
Entonces nos centramos de nuevo y esta vez hablamos del último libro que hemos leído. Stardust. A pesar de mi estricta política de no comprar libros que se publicitan con portadas en las que aparecen los personajes de las películas a las que dan lugar, es un libro que tenía muchas ganas de leer, y lo encontré a un buen precio así que lo compré. Después de haberlo leído se lo dejé a Álvaro. Comentamos que nos ha gustado más la película, en la que la historia parece tener mucha más acción y el papel de Michelle Pfeiffer nos ha enamorado. Sin embargo, en la película no le dan casi importancia al unicornio que ayuda a la protagonista.
Y es aquí donde comienza el debate que volverá a nuestras vidas tantas otras veces. Como siempre pasa en estas cosas, no recordamos el inicio de la discusión, pero sí la base. Unicornios, ¿realidad o ficción? Álvaro se posiciona escéptico, yo defiendo su existencia. Y me indigno, pues pensaba que tendría su apoyo, ya que ambos tenemos un gusto similar en cuanto a cosas que la  gente cataloga de irreales. Aunque quizá esa sea la diferencia entre nosotros, a ambos nos gusta, pero solo yo me lo creo.


Pues no estoy dispuesto a dejar de creer en unicornios. Son seres que representan todo aquello en lo que la gente debería creer. Y si el mejor tema para rebatir la existencía de estos animales es que nadie los ha visto nunca o que, si en realidad existen, deberían encontrarse en algún sitio, he de decir que ya sé dónde viven los unicornios. Viven en mis sueños.

2 comentarios:

  1. NUNCA DEJES DE SOÑAR,ES LO QUE NOS MANTIENE VIVOS.

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  2. Un final de lo más bonito. Y es que hay cosas que solo existen en los sueños, y mejor que siga siendo así, porque el mundo real las estropearía.

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