martes, 1 de diciembre de 2009

Reflexiones de una serpiente de cascabel

Son las 9 de la mañana y ya estoy en pie. Si fuese un día normal remolonearía un poco antes de levantarme. Pero hoy no es un día como los demás, estoy enfermo. Y las primeras luces de la mañana que se cuelan por mi ventana me despiertan y me animan a salir de cama, donde ya me siento pesado, para acomodarme en el sillón. Como no aguanto mucho tiempo en pie, pienso en todo lo que necesitaré y lo coloco cerca de mi futura zona de descanso. El portatil, un libro, el mando de la televisión, la caja de coser, algo para saciar hambre y sed, unas hojas de apuntes... No sé por qué pienso siempre que haré tantas cosas, al final me paso la mayor parte del día durmiendo.
Me acomodo en el sillón y me tapo con una manta. Enciendo la televisión y busco La sexta porque a media mañana ponen ese programa que tanto me gusta en el que hablan de crímenes "casi" perfectos. Lo que me encuentro a estas horas en dicho canal me dan ganas de cambiar y no volver a sintonizarlo. Liz, exconcursante de Gran Hermano, presentando un call tv (término que aprendía hace tan solo unos días, para mi siempre fueron los programas de timos telefónicos). No entiendo cómo caras públicas se ofrecen o aceptan un trabajo como este. ¿Cómo pueden dormir tranquilos sabiendo que están engañando a tanta gente? Por suerte le quedaban solo unos minutos al programa, pero minutos de los de verdad, no de esos de duración dudosamente larga. En el programa había que descubrir la imagen diferente a las demás. Yo no la encontré. Mientras tanto la presentadora se jacta de lo sincera que es cuando nos dice que el juego no es sencillo, pero que el premio lo merece. Y, ¡tanto que lo merece! ¡Son 78000 euros!
Como siempre, a unos segundos de terminar el programa alguien llama y acierta. Quizá la fiebre me impedía pensar bien en ese momento porque me alegré por la llamadora y por todo el dinero que se iba a llevar (más tarde empecé a creer que se trataría seguramente de alguna de las guionistas del programa). Pero lo peor de todo es que ni tan siquiera el premio era algo real. Tan solo había 1000 euros para el ganador. Los otros 77000 euros te los llevas si aciertas 4 letras ue hay dentro de un sobre. Solo puedo dar gracias por no tener amigos tan "sinceros" como Liz.
Después de ver dicho timo y antes de quedarme dormido pensé que en la televisión muchas veces podemos dudar si algo es real o no, pero por eso es televisión. Lo que me da rabia es que me tomen el pelo y me hagan creer que algo es real cuando no lo es, como ocurre con "Esta casa era una ruina" o "Reforma sorpresa". He visto muchos capítulos de las versiones americanas de ambos programas y en ninguno pense que hicieran algo a propósito. Al contrario que en los nacionales, donde todos los contratiempos parecen ensayados.
Y ahora me pregunto a mi mismo, ¿que cosas sientes por la letra A? Cuando veo estos programas que engañan y juegan con la gente, el sentimiento por la letra A que recorre mi cuerpo es Asco.